lunes, 17 de noviembre de 2008

Amigo



Me siento tan bien en recordar las cosas que hacen por mí, no por egocentrismo, sino porque me hacen darme cuenta de que siempre hay alguien que piensa en tí. Recuerdo mi cumpleaños número 16, el que pasé con gente que apenas conocía, pero aún así me felicitaron y se molestaron en celebrar mi cumpleaños de alguna manera, el mismo en que conocí a gente que en la actualidad me hace sentir viva... el número 17, en el que Chalo se tomó el tiempo de salir conmigo, soportarme y regalarme mi chocolate favorito, las cervezas que me tome con mi primo en la mañana, que mi mejor amigo me llevo en su espalda por todo el colegio y dejó que lo abrazara todo el día, el mismo día que lloré porque se olvidaron de mí y mis amigos me dieron ánimos para salir adelante, el mismo en que mi mejor amigo se tomó la molestia de venir a dejarme a mi casa para que no caminara sola, el dibujo que me regaló la Kao, el chocolate que la Caroline me dió y comimos escondidos en la biblioteca, los tacos que me preparó mi hermano, las felicitaciones que recibí de la gente que menos esperaba... Valoro todo lo que hacen por mí, el que se preocupen por mí y quieran mi felicidad, me gusta tener gente como mis verdaderos amigos a mi lado, tengo varios, pero sólo ustedes han estado cuando más los he necesitado, por eso quiero darles las gracias, los amo, y no sé que sería de mí sin ustedes.

Especialmente dedicado a Chalo... por acordarse de mí antes que nadie. Te quiero mucho amigo!

viernes, 24 de octubre de 2008

¿Por qué todo lo malo siempre le sucede a la gente que obra bien?, esa es una de las preguntas que me hago hoy y todos los días que vendrás después de éste... sinceramente creo que no es justo todo, pero nadie dijo que la vida era justa... me molesta ver como la gente que quiero sufre y es en esos momentos en los cuales creo que los demás pagan por los errores que cometo yo y ese es el peor castigo que uno puede tener, ver como todos los que tú quieres sufren y no eres capáz de hacer nada para aminorar su dolor... 

viernes, 25 de julio de 2008


“Y ¿en qué se detecta realmente una buena constitución? En que una persona bien constituida agrada a nuestros sentidos, en que esta hecho de una madera que es, a la vez, dura, suave y olorosa. Sólo le gusta lo que favorece a su salud; cuando algo rebasa la medida de lo saludable, deja de agradarle y de causarle placer. Da con remedios contra todos los daños, saca provecho de sus adversidades; lo que no le mata le fortalece. Hace instintivamente una síntesis muy personal de todo lo que ve, oye y vive; es un principio de selección, deja de lado muchas cosas. Se encuentra siempre rodeado de lo que le gusta, ya se trate de libros, de personas o de paisajes, ya que honra lo que elige, lo que acepta y en lo que confía. Responde a todo tipo de estímulos con la lentitud que le ha inculcado una larga cautela y un orgullo deliberado; examina el estímulo que le sale al paso, pero sin hacer nada para salir a su encuentro. No cree ni en la “desgracia” ni en la “culpa”; liquida los asuntos que tiene pendientes consigo mismo y con los demás; sabe olvidar; es lo bastante fuerte como para que todo suceda de la forma que más le conviene. Pues bien, yo soy todo lo contrario de un decadente, pues acabo de describirme a mí mismo...”

Autodescripción de Friedrich Nietzsche...


jueves, 24 de julio de 2008



"Soy como un árbol a lo largo de un año…
Al llegar el otoño mis hojas caen y enfrento el invierno sin ninguna protección, pero al llegar la primavera mis hojas vuelven a aparecer, y si me ves en verano estaré en todo mi esplendor… pero aun así, llegando el otoño, nuevamente mis hojas caen.

He perdido tantas hojas a lo largo de mi vida que ya no sé ni cuantas van, pero aún así sigo en pie, porque no me importa cuantas hojas mas he de perder, ya que mientras posea mis raíces firmes en la tierra jamás caeré.

Es cierto que un árbol con hojas es hermoso, pero sus raíces son mucho más importantes que aquella belleza que le brindan las hojas al árbol, puesto que sus hojas caen constantemente, pero las escondidas raíces siempre mantienen el árbol en pie.

Así que sólo eso puedo decir…
Soy como un árbol, puesto que siempre veo mis hojas al suelo caer, pero gracias a mis raíces sé que siempre permaneceré de pie…"